miércoles, 18 de enero de 2017

Ossobuco como lo hacía la abuela.

Tres veces he estado en Milán y no he conseguido comer el famoso ossobuco a la milanesa. Siempre estaba agotado, así que me conformo con seguir haciéndolo tal y como le contaron a mi madre que era la auténtica receta.

Lo normal es una rodaja por persona.
Yo salpimentó y enharino ligeramente. Frío en aceite de oliva, no demasiado, lo suficiente para que se selle bien, y retiro.
En ese mismo aceite pocho una cebolla cortada en juliana, dos o tres dientes de ajo y dos zanahorias en rodajas. Al sofrito le añado un poco de tomate frito.
En la olla coloco las rodajas y añado el sofrito, un vaso de vino blanco, un vaso de agua, una hoja de laurel, una rama de tomillo (si no lo tengo en rama, utilizo en polvo, pero le da menos sabor) y un poco de sal.
Veinte minutos serán suficientes si la olla es rápida.
Acabada la cocción, separo el ossobuco con cuidado para que no se rompa, y trituro la salsa, retirando primero el laurel y el tomillo. Si no está espesa, la dejo reducir hasta que tenga consistencia.
Vuelvo a añadir las piezas de carne para que den un último hervor.
Lo sirvo con arroz blanco, que cuezo sólo con sal y una pizca de aceite, ya que la carne tiene un sabor muy potente. También se puede acompañar de unos espaguetis.
Esta es la típica receta que está casi mejor al día siguiente de haberse cocinado por lo que puede servir para dejar preparado con antelación.

Nosotros lo hemos comido hoy, que para eso era el cumpleaños del «jefe» y se merecía algo especial.

Os comento dos variedades que me han sugerido seguidores del blog:

**Se puede utilizar caldo de carne en lugar de agua.

**Se le puede dar un toque diferente añadiendo a la salsa unas cuantas anchoas, pero tendremos que cuidar mucho la cantidad de sal que hayamos utilizado para no pasarnos.

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