lunes, 23 de octubre de 2017

Patatas con niscalos.

El otoño nos trae los níscalos al mercado.
Es una seta con un sabor potente que a mí me gusta hacer guisada con patatas.
Le encantaban a mi padre y le gustan mucho a mi marido, aunque sólo los suelo hacer una vez en la temporada. Son caros y bastante indigestos.

Ingredientes:
400 gramos de níscalos.
4 patatas.
Una cebolla mediana.
Un diente de ajo.
Aceite de oliva.
Sal y una pastilla de caldo de carne.

Hay que limpiar muy bien los níscalos, quitarles la tierra y el verdín en abundante agua. Yo los lavo al chorro, uno a uno.
Los troceo en pedazos pequeños.
Pelo y chasqueo las patatas.
En una cacerola pocho una cebolla pequeña rallada. Cuando esté dorada añado los níscalos, que rehogo bien y, cuando empiezan a soltar agua, agrego las patatas, un ajo majado, una pastilla de caldo y la sal.
Dejo cocer a fuego lento hasta que las patatas estén tiernas.

Como tantos otros guisos, están mucho más ricos si los hacemos la víspera.

Verdinas con compango.


La primera vez que comí verdinas, ya sabéis que no me gusta mucho la legumbre, fue hace unos años en el precioso pueblo asturiano de Andrín.
Cuando yo fui, sólo había una casa de comidas, porque no se puede hablar de restaurante, con una cortísima carta, tan corta, que había que comer legumbre.
Las verdinas con marisco me parecieron exquisitas, aunque la receta que yo traigo hoy aquí es con el compango de la fabada asturiana.
Son caras, pero merece la pena un gasto extra.


Ingredientes para cuatro personas:
400 gramos de verdinas.
Un compango de buena calidad (chorizo, morcilla y tocino ahumado).
Una cebolla, tres dientes de ajo, sal y pimienta en grano y una hoja de laurel.

Hay que acordarse de poner a remojar las verdinas el día de antes.

Yo las preparo en la olla rápida. La cebolla y los ajos los introduzco en redecilla para que luego me sea fácil separarlos y triturarlos con la batidora. Pongo las verdinas, el compango, la sal, los granos de pimienta, media docena, y cubro de agua.
Cuarenta minutos necesitan en mi olla, aunque esto dependerá de la que cada uno tenga.
Cuando ya están tiernas, trituro la cebolla y el ajo, que espesarán el caldo y corto en rodajas el compango, dejando que dé un último hervor.
Si se pueden hacer la víspera, ligan mucho mejor y están más ricas, también sirve para poderlas desgrasar un poco, cuando estén frías.

Nosotros las comemos como plato principal, con una buena ensalada y un postre.