Esta receta es la que hacía mi madre y la que más me gusta
de todas las que he probado. Aunque la base estaba copiada de la de mi abuela, mi madre suprimió el pimentón e introdujo el chocolate.
Un kilo de calamares limpios.
Dos bolsas de tinta.
Un kilo de cebollas.
Dos rebanadas de pan.
Seis granos de pimienta negra.
Dos o tres dientes de ajo.
Un trocito de chocolate negro.
Medio vaso de vino blanco semidulce.
Modo de hacerlo:
Cubrimos el fondo de una cacerola de aceite de oliva y
freímos dos rebanadas de pan y los dientes de ajo. Reservamos.
En ese aceite, sofreímos la cebolla cortada muy fina. Cuando
esté pochada, añadimos los calamares que rehogaremos con la cebolla. Agregamos
el vino blanco y los granos de pimienta machacados. Dejamos que cuezan durante veinte
minutos, a fuego lento, si son tiernos, será suficiente. Aunque sueltan
bastante agua, hay veces que es necesario añadir un poco de agua templada.
Con un almirez majaremos el pan frito y los ajos y los incorporamos
a la cazuela. Rallamos el chocolate negro sobre la salsa y añadimos las dos
bolsas de tinta. Con todos los ingredientes dejaremos que cueza otros cinco
minutos.
Los sirvo siempre con
arroz blanco.