miércoles, 25 de enero de 2017

Potaje de otoño


Hay veces que no disponemos del tiempo necesario para hacer un guiso "a fuego lento" y no por eso debemos debemos de excluirlo de nuestro menú.

Aquí os traigo un plato rápido de preparar, que descubrí gracias a mi amiga Begoña y que he hecho varias veces, por su sencillez y lo rico que está.

Rehogar una cebolla pequeña, añadir un poco de chorizo asturiano ahumado troceado en pedazos pequeños (cien gramos es suficiente para dos personas)  y una bolsa de cóctel de setas, que también troceo porque suele venir en trozos muy grandes (yo he usado la de Mercadona).
Cuando han evaporado parte del agua que generan las setas, echamos los garbanzos de bote de cristal (300 gramos), yo los vuelco antes en un escurridor y los paso por agua para que se les quite la gelatina del envasado. Añadir un vaso pequeño de agua y una pastilla de caldo. 
Cuando empieza a hervir salamos (cuidado con la sal porque la pastilla de caldo sala mucho) y mantenemos la cocción hasta que evapora casi todo el agua. 
Tienen que quedar espesos. 

Otra variedad es hacer esta misma receta con taquitos de jamón en lugar de chorizo, en este caso, no habría que añadir nada de sal.
También se puede elaborar el plato con ambos ingredientes, aunque yo lo probé y me pareció demasiado fuerte, pero va en gustos.



viernes, 20 de enero de 2017

Crema de calabaza


Durante mucho tiempo la calabaza ha estado vetada en mi cocina porque la asociaba a un guiso que hacía mi abuela, y después mi madre, y que no me gustaba nada. Era típico de Rute (Córdoba) y voy a intentar recuperarlo para poderlo contar aquí.

A lo que voy, ahora sí compro calabaza y hago una crema muy rica.


Pongo en la olla 3/4 de kilo de calabaza troceada, una patata mediana, media cebolla, dos dientes de ajo, un chorrito de aceite de oliva vírgen y un poco de sal. Cubro con el agua justa para que se cueza, ya que quiero conseguir una textura espesa.

Cuando todo esté cocido, con diez minutos es suficiente, añado tres quesitos. Yo utilizo los lights porque no hay necesidad de añadir grasa. Trituro y rectifico de sal, si es necesario.
La sirvo acompañada de unos picatostes tostados de los que venden envasados.

Otra variedad es no echar ni aceite, ni ajo, durante la cocción y añadir un sofrito de aceite y ajos después de triturada.
El sabor cambia totalmente. Podéis probar de las dos formas.


miércoles, 18 de enero de 2017

Ossobuco como lo hacía la abuela.

Tres veces he estado en Milán y no he conseguido comer el famoso ossobuco a la milanesa. Siempre estaba agotado, así que me conformo con seguir haciéndolo tal y como le contaron a mi madre que era la auténtica receta.

Lo normal es una rodaja por persona.
Yo salpimentó y enharino ligeramente. Frío en aceite de oliva, no demasiado, lo suficiente para que se selle bien, y retiro.
En ese mismo aceite pocho una cebolla cortada en juliana, dos o tres dientes de ajo y dos zanahorias en rodajas. Al sofrito le añado un poco de tomate frito.
En la olla coloco las rodajas y añado el sofrito, un vaso de vino blanco, un vaso de agua, una hoja de laurel, una rama de tomillo (si no lo tengo en rama, utilizo en polvo, pero le da menos sabor) y un poco de sal.
Veinte minutos serán suficientes si la olla es rápida.
Acabada la cocción, separo el ossobuco con cuidado para que no se rompa, y trituro la salsa, retirando primero el laurel y el tomillo. Si no está espesa, la dejo reducir hasta que tenga consistencia.
Vuelvo a añadir las piezas de carne para que den un último hervor.
Lo sirvo con arroz blanco, que cuezo sólo con sal y una pizca de aceite, ya que la carne tiene un sabor muy potente. También se puede acompañar de unos espaguetis.
Esta es la típica receta que está casi mejor al día siguiente de haberse cocinado por lo que puede servir para dejar preparado con antelación.

Nosotros lo hemos comido hoy, que para eso era el cumpleaños del «jefe» y se merecía algo especial.

Os comento dos variedades que me han sugerido seguidores del blog:

**Se puede utilizar caldo de carne en lugar de agua.

**Se le puede dar un toque diferente añadiendo a la salsa unas cuantas anchoas, pero tendremos que cuidar mucho la cantidad de sal que hayamos utilizado para no pasarnos.

martes, 17 de enero de 2017

Pimientos rellenos de gambas

Esta es una receta sencilla pero que podemos utilizar para una comida especial. Me la dio mi amiga Manoli, en esas tardes de piscina en las que se habla de todo.



Es importante que los pimientos de piquillo sean de buena calidad. Con una lata tendremos suficientes para dos personas.
Empezamos cociendo 150 gramos de colas de gambas congeladas, las troceamos y las reservamos.
Hacemos una bechamel con parte de leche y el agua de cocer las gambas, cuando esté espesando, añadimos los trocitos de gambas y la sal y acabamos. (Tres cucharadas de harina serán suficientes para el poquito caldo de cocción de las gambas y la leche que nos vaya pidiendo).
Por otra parte tenemos preparados los pimientos que iremos rellenando con la bechamel y colocándolos en una cacerola bajita pero de fondo amplio para que no poner nada más que una capa.
En una sartén hacemos un sofrito de cebolla, añadimos el caldo de los pimientos, un tetrabrik de nata pequeño y la bechamel que nos haya sobrado y trituramos. Salpimentamos y volcamos por encima de los pimientos. Dejamos dar un hervor para que se unan los sabores y listo para servir.