lunes, 17 de julio de 2017

Costillares asados al estilo de Félix


He visto esta receta en Facebook y le he pedido permiso a Félix para publicarla en mi blog porque creo que es sencilla y muy rica.

Félix G. Modroño es un buen escritor. Os invito a que visitéis su página y conozcáis su obra.

Pero la escritura no está reñida con la cocina y, como buen comedor, le gusta cocinar. 

Adobar los costillares con ajo, aceite, sal, pimienta, tomillo y romero.
Colocarlos en la bandeja del horno.
Asar a 200 grados durante 30 minutos por cada lado.

En la misma bandeja colocaremos alrededor de los costillares rodajas de cebolla y de manzana y unas patatas envueltas en papel de aluminio.

Cuando estén asadas la cebolla y la manzana, se baten con zumo de limón para acompañar el asado, junto con las patatas que dejaremos enteras.

Espero que os guste.


sábado, 8 de julio de 2017

Puré de lentejas

Os voy a contar una historia:

Cuando yo tenía siete años, mis hermanos, mi madre y yo, pasábamos el mes de julio en lo que hoy se llamaría una casa rural, en el Pantano del Burguillo.

Mi padre iba a vernos los miércoles y luego se quedaba con nosotros los fines de semana porque, a finales de los sesenta, ir y venir a trabajar a diario por esas carreteras, las llamadas de los pantanos, era impensable y menos, con un seiscientos que era nuestro coche familiar.
La fonda, que así se llamaba entonces, era una casona familiar con una enorme terraza con bajada directa al pantano, en la que se alquilaban habitaciones, y se contrataba pensión completa.
En la terraza se hacían todas las comidas, compartiendo con el resto de los huéspedes, niños y mayores, juegos y diversiones.
En nuestro caso, las tres primas de mi madre, iban todos los veranos con sus hijos y nos convertíamos en una gran familia.
Un día, mi hermano enfermó y mi madre se quedó en la habitación cuidándole, y nos dejó a mi hermana y a mí, a cargo de las primas. La comida eran lentejas, que yo aborrecía tanto que me permitían no comerlas, pero eso las primas no lo sabían y me obligaron, a pesar de mis quejas.
No sé si fue el asco que me producían, la rabia que me dio el que no tuviesen en cuenta mi negativa o que mi hermano me había contagiado su virus, pero la realidad es que caí enferma y estuve realmente mal, con una fiebre de cuarenta grados, según contaba mi madre.
La realidad es que no he vuelto a probar las lentejas hasta el día de hoy, pero a mi marido, a mi hija y ahora a mi nieta, les encantan, sobre todo en puré, por lo que os voy a explicar mi sencilla receta.

Ingredientes:
Una taza de café llena de lentejas por comensal.
Dos patatas medianas.
Dos zanahorias.
Una cebolla pequeña.
Dos o tres dientes de ajo.
Dos cucharadas de aceite de oliva.
Una cucharadita de pimentón dulce.
Una hoja de laurel.
Sal al gusto.

Yo utilizo las lentejas castellanas y no las pongo en remojo.
Las cubro con un poco de agua y las dejo dar un hervor. Después retiro esa agua y añado todos los ingredientes en crudo.
Dependiendo del recipiente en el que las vayamos a hacer, hay que agregar más o menos agua. En la olla rápida, la que yo uso, muy poca, la justa para cubrirlo todo, ya que no pierde y, al ser para puré, no me importa que la legumbre quede muy hecha.
Si se hace en cacerola, a fuego lento, necesitará más agua para que no se agarren al fondo rápidamente.
En la olla, con diez minutos es suficiente.

Para hacer el puré, hay dos métodos:
El clásico pasapuré, que es lo que más utilizo, y que deja fuera todas las pieles, o la thermomix, que lo tritura todo, en ambos casos queda una textura muy agradable.
Lo único que hay que retirar antes de triturar es la hoja de laurel.
Listo para servir.


Recordar también, que es un plato con muchísimo alimento para los más pequeños y que, si sobra, lo podéis congelar sin problemas de que pierda sus propiedades.


Yo seguiré sin comerlas.