La primera vez que comí verdinas, ya sabéis que no me gusta
mucho la legumbre, fue hace unos años en el precioso pueblo asturiano de
Andrín.
Cuando yo fui, sólo había una casa de comidas, porque no se
puede hablar de restaurante, con una cortísima carta, tan corta, que había que
comer legumbre.
Las verdinas con marisco me parecieron exquisitas, aunque la
receta que yo traigo hoy aquí es con el compango de la fabada asturiana.
Son caras, pero merece la pena un gasto extra.
Ingredientes para cuatro personas:
400 gramos de verdinas.
Un compango de buena calidad (chorizo, morcilla y tocino
ahumado).
Una cebolla, tres dientes de ajo, sal y pimienta en grano y
una hoja de laurel.
Hay que acordarse de poner a remojar las verdinas el día de
antes.
Yo las preparo en la olla rápida. La cebolla y los ajos los
introduzco en redecilla para que luego me sea fácil separarlos y triturarlos
con la batidora. Pongo las verdinas, el compango, la sal, los granos de
pimienta, media docena, y cubro de agua.
Cuarenta minutos necesitan en mi olla, aunque esto dependerá
de la que cada uno tenga.
Cuando ya están tiernas, trituro la cebolla y el ajo, que
espesarán el caldo y corto en rodajas el compango, dejando que dé un último
hervor.
Si se pueden hacer la víspera, ligan mucho mejor y están más
ricas, también sirve para poderlas desgrasar un poco, cuando estén frías.
Nosotros las comemos como plato principal, con una buena
ensalada y un postre.
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