Siempre que hago esta receta me acuerdo de una amiga de las
redes sociales, de ascendencia gallega, que murió demasiado joven, víctima de
cáncer. Nos decía que el secreto para que el bonito o el atún estuviesen
jugosos, era macerarlo un par de horas con zumo de limón.
Así lo hago yo.
Compro lomos de atún congelados, para tenerlos siempre
disponibles y cocinarlos cuando me apetezca. Un lomo de 150 gramos por persona
es una ración normal.
Hoy voy a hacer cuatro.
Los salpimento y los pongo en un recipiente con un el zumo
de un limón una hora antes de cocinarlos.
En una sartén sofrío, a fuego lento, una cebolla mediana
picada muy fina, a la que añado una pizca de sal. Cuando ya está blanda y
trasparente, incorporo los lomos de atún (aunque no estén totalmente descongelados, da
igual), hay que escurrir previamente el agua que hayan soltado.
Los frío un poco por ambos lados (hay que tener cuidado al
dar la vuelta para que no se nos rompan) y tapo la sartén para que con su
propio jugo se hagan los lomos por dentro sin quemar la cebolla (seguimos a
fuego lento). Con cuatro minutos será suficiente.
Añado el tomate frito, que tengo preparado previamente, y
unas tiras de pimientos asados, que siempre tengo en el frigorífico y dejo que
dé un último hervor antes de servir.
El tomate lo hago con botes de tomate natural triturado, que
yo frío con una cucharada de aceite por cada bote de medio kilo. Con medio bote
será suficiente para cubrir los lomos, aunque eso va en gustos.
Los pimientos los aso y los mantengo en su propio jugo en
tarros de cristal, en el frigorífico. Si asamos muchos, no hay problema en
congelarlos, se conservan muy bien.
Una variación de esta receta es enharinar el bonito y
freírlo en abundante aceite y después añadir a la cazuela en la que tendremos
cocinada la cebolla, el tomate y las tiras de pimientos. Así es como lo hacía
mi madre pero aporta muchas más calorías y no mejora sustancialmente.
Espero que os guste.
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