Esta es una de las pocas recetas que creo que he ido
mejorando sobre la receta original de mi madre. Le he añadido zanahorias, y las
patatas las frio primero. En fin, va en gustos.
Es un plato que resuelve mucho cuando somos bastantes,
porque con una buena ensalada te soluciona la comida.
Además, se pueden dejar preparadas el día anterior e incluso
congelarlas.
Hay veces que, si hago muchas, cocino las que vaya a
utilizar y congelo el resto sólo fritas, para hacer la salsa en el momento.
Otras veces, las congelo terminadas y vienen muy bien un día que vayamos con
prisa.
Ingredientes:
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¼ kilo de carne picada de ternera.
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¼ kilo de carne picada de cerdo.
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Una cebolla mediana.
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Un diente de ajo.
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Un huevo.
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Dos cucharadas de pan rallado.
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Medio vaso de leche.
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Harina para rebozar.
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Dos zanahorias.
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Dos patatas.
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Sal, pimienta, azafrán y clavo.
En un bol grande bato el huevo, añado la leche, el
ajo machacado, la sal, un poco de pimienta molida, el medio vaso de leche y las
dos cucharadas de pan rallado. Hago una masa a la que añadiré la carne picada,
mezclando bien todo.
Hago bolitas que voy enharinando y reservo.
Las frio en aceite caliente para que se queden
doradas por fuera. Aunque no estén bien hechas en el interior da lo mismo, ya
que luego van a cocer.
Las retiro a un plato con papel abosorbente.
En una cacerola añado tres cucharadas de aceite
del que he utilizado para freír las albóndigas.
Sofrío la cebolla que, previamente, he picado en
la picadora para que quede muy fina, y la zanahoria, en rodajas.
Incorporo las albóndigas y agua suficiente para
cubrirlas.
Añado una pastilla de caldo de carne, sal,
pimienta, dos hebras de azafrán machacado y una pizca de clavo en polvo.
Tienen que cocer hasta que la zanahoria esté
tierna.
En una sartén frío, mientras tanto, las patatas
cortadas a cuadrados grandes, que incorporaré al final de la cocción para que
se unan todos los sabores.
¡Ricas, ricas!
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