Esta receta me la enseñó una compañera de mi hija de la
Universidad, que se había emancipado pronto y le gustaba mucho la cocina,
por lo que intercambiábamos recetas, cuando venía a casa, cosa que hacía muy a
menudo.
Ingredientes:
- Una pechuga de pollo cortada en filetes muy finos.
- El jugo de un limón.
- Harina, sal y pimienta.
- Aceite de oliva.
En una sartén grande echo aceite suficiente para freír los
filetes.
Salpimento, enharino y voy friendo, vuelta y vuelta.
Cuando estén todos fritos, retiro el aceite sobrante,
dejando el poso que se haya quedado, añado los filetes reservados, el jugo de
un limón y medio vaso de agua.
Llevo a ebullición unos minutos para que se haga una salsa
espesa y de textura gelatinosa con la harina y el limón y se terminen de hacer
los filetes que hemos frito ligeramente.
¿Más fácil? Imposible.
Os aseguro que están riquísimos y se pueden dejar cocinados
con antelación y calentar en el último momento.